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lunes, 20 de febrero de 2012

JESUS HABLA - 15 MINUTOS-AGUA BENDITA

15 Minutos con Jesus Sacramentado


"No es preciso hijo mío, saber mucho para
agradarme mucho; basta que me ames mucho. Háblame pues aquí, sencillamente, como hablarías al más íntimo de tus amigos, como hablarías a tu madre o a tu hermano. 


¿Necesitas hacerme a favor de alguien alguna súplica cualquiera? Dime su nombre, bien sea de tus padres, el de tus hermanos y amigos. Dime enseguida qué quisieras hiciese yo actualmente por ellos. Pide mucho, mucho. No vaciles en pedir. Me gustan los corazones generosos, que llegan a olvidarse en cierto modo de sí mismos para atender las necesidades de los demás. Háblame con sencillez de las personas a quienes quisieras ayudar; de los enfermos a quienes ves sufrir; de los descarriados que tú anhelas regresen al buen camino; de los amigos ausentes que quisieras ver otra vez a tu lado. Dime por todos una palabra siquiera; pero palabra de amigo , palabra ardiente y fervorosa. Recuérdame que he prometido escuchar toda súplica que salga del corazón y ¿no ha de salir del corazón el ruego que me diriges por aquellos que tu corazón especialmente ama? 


¿Y para ti, no necesitas ninguna gracia? Hazme, si quieres, como una lista de tus necesidades y ven, léela en mi presencia. . Dime francamente que sientes orgullo, amor a la sensualidad y al placer, que eres tal vez egoísta, inconstante, negligente... y pídeme luego que venga en ayuda de los esfuerzos, pocos o muchos que haces para liberarte de tus faltas. ¡No te avergüences, hijo mío! ¡hay en el cielo tantos y tantos justos, tantos y tantos santos que tuvieron esos mismos defectos! Pero rezaron con humildad..., y poco a poco se vieron libres de ellos. No vaciles en pedirme bienes espirituales y materiales, salud, memoria, éxito en tus trabajos, proyectos o estudios... Todo eso puedo darte, y deseo me lo pidas, siempre que no obstaculicen, sino más bien ayuden a tu santificación. Precisamente hoy, ¿qué necesitas? ¿Qué puedo hacer por ti? ¡Si supieras cuánto deseo poder ayudarte! 


¿Tienes ahora algún proyecto? Cuéntamelo todo. ¿Qué te preocupa?, ¿qué piensas?, ¿qué deseas?, ¿qué puedo hacer por tus padres, tus hermanos, tus hijos, tus compañeros, tus amigos? ¿Qué desearías hacer por ellos? Y por mí, ¿No sientes deseo de mi gloria? ¿Quieres que haga algo por quienes amas mucho pero que quizá viven lejos de mí? Dime qué cosa en particular llama tu atención hoy, qué deseas más ardientemente y con qué medios cuentas para obtenerlo. Dime si no se te logran tus planes y te diré las causas de tus dificultades. ¿Deseas apoyarte en mí? Hijo mío, yo soy el Señor de los corazones, y los muevo adonde deseo sin violentar su libertad. 


¿Sientes acaso tristeza o mal humor? Cuéntame tus tristezas detalladamente. ¿Quién te ha herido? ¿Quién lastimó tu orgullo? ¿Quién te ha maltratado? Acércate a mi corazón y encontrarás el bálsamo para esas heridas del tuyo. Cuéntamelo todo y acabaras por decirme que, a semejanza de mí, todo lo perdonas, todo lo olvidas y en pago,... recibirás mi bendición consoladora. 





¿Tienes miedo tal vez? ¿Sientes en tu alma conmociones vagas de tristeza, que por injustificadas no dejan de ser desgarradoras? Apóyate en mi providencia. Yo estoy contigo, a tu lado. Veo todo, escucho todo. No te abandonaré en ningún momento. 


¿Sientes el olvido por parte de personas que antes te quisieron bien y ahora se alejan de ti sin razón? Reza por ellos, y yo te los devolveré, si no han de ser obstáculo para tu salvación. 


¿Y no tienes alguna alegría que comunicarme? ¿Quieres hacerme partícipe de ella como buen amigo tuyo? Cuéntame lo que desde ayer, desde la última visita que me hiciste, ha consolado y hecho como sonreír tu corazón. Quizás has tenido agradables sorpresas; quizás has tenido agradables sorpresas; quizás has visto disipadas graves dudas, has recibido buenas noticias, una carta, un detalle de cariño, has vencido una dificultad, o salido de una situación angustiosa. Todo esto es obra mía. Yo te lo he concedido. ¿Por qué no has de manifestarme tu gratitud y decirme sencillamente como un hijo a su padre: "Gracias, Padre Mío"? El agradecimiento trae consigo nuevos beneficios, porque al bienhechor le agrada verse correspondido. 


¿Tienes alguna promesa que hacerme? Leo, ya lo sabes, el fondo de tu corazón: a los hombres se engaña fácilmente ; a Dios, no. Háblame pues, con toda sinceridad. 


¿Tienes firme resolución de no exponerte más a aquella ocasión de pecado? ¿De privarte de aquel objeto que te dañó? ¿De no leer más aquel libro que excitó tu imaginación? ¿De evitar aquella persona que quitó paz a tu alma? ¿Vas a ser generoso con esa persona a quien consideras tu enemiga porque te ofendió? 


Ahora hijo mío regresa a tus ocupaciones habituales, a tu familia, a tu trabajo, a tus estudios... pero no olvides estos quince minutos de conversación íntima que hemos tenido en el silencio del sagrario. Guarda en lo posible, silencio, modestia, resignación, amor a tu prójimo. Ama a mi Madre, que lo es también tuya, la Virgen Santísima, y vuelve otra vez a mí con el corazón más amoroso, más entregado; en el mío encontrarás cada día nuevo amor, nuevos beneficios, nuevos consuelos. 




     
Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío.
Oh, Dulce Corazón de María, sé la salvación mia. Amén

Biblia Reina Valera, edición de 1909 EL EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN
La Resurreccion de Lazaro de BethaniaCapítulo 11

20 Entonces Marta, como oyó que Jesús venía, salió á encontrarle; mas María se estuvo en casa.
21 Y Marta dijo á Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no fuera muerto;
22 Mas también sé ahora, que todo lo que pidieres de Dios, te dará Dios.
23 Dícele Jesús: Resucitará tu hermano.
24 Marta le dice: Yo sé que resucitará en la resurrección en el día postrero.
25 Dícele Jesús: Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
26 Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?
27 Dícele: Sí Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.


Mc 16, 15-18En aquel tiempo, Jesus se aparecio a los once y les dijo:- "Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creacion. El que crea y sea bautizado, se salvara; el que no crea, se condenara. Estas son las senales que acompanaran a los que crean: en mi nombre expulsaran demonios, hablaran en lenguas nuevas, agarraran serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hara dano; impondran las manos sobre los enfermos y se pondran bien".


Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida (juan14:6)

Jesus quiere que guardes sus mandamientos.
Jesus murio en la cruz para salvarnos. 
Jesus busca al pecador, al arrepentido para atraerlo a su corazon. 
Jesus quiere que tengamos vida en abundancia, pero vida eterna.
Jesus nos ama tanto (que no nos detenemos a pensar, que no nos imaginamos lo tan grande que es su amor para con nosotros los hombres).


"Con amor eterno te he compadecido

 dice Yahveh tu redentor."  IS. 54,8' 

"Con amor eterno te he amado; por

 eso he reservado gracia para ti. Jer.

31,3"Antes de  haberte formado yo en el seno materno,

 te conocía, y antes que nacieses, te tenía consagrado...

 No les tengas miedo, que contigo estoy yo para 

salvarte." Jer. 1,1  




 EL AGUA BENDITA
Fuente. Padre Rubén Bellante

Un amigo sacerdote me aseguró que innumerables católicos, aun de los más instruidos, no saben para qué sirve el agua bendita. ¡Es una lástima!¡Por eso no se benefician con este precioso instrumento instituido por la Iglesia para ayudarlos en prácticamente todas las circunstancias y dificultades de la vida!Hay varias formas de usarla. La más común es persignarse con ella.Otra es aspergerla (salpicarla) sobre sí mismo, sobre otras personas, lugares u objetos. Cualquier laico o laica puede hacer esto. Naturalmente, si lo hace un sacerdote tiene más valor.¿Para qué sirve?Su efecto más importante es alejar al demonio, que 'ronda como león rugiente' , buscando toda especie de mal, como nos advierte San Pedro (I Pe 5,8). Los espíritus malignos, cuyas misteriosas y siniestras operaciones afectan incluso las actividades físicas del hombre, quieren ante todo inducirnos al pecado grave, que conduce al infierno. Para ello emplean todos los recursos.A veces, por ejemplo, nos provocan un sinnúmero de molestias físicas o psicológicas. Otras veces provocan pequeños incidentes en nuestra vida diaria, causar enredos que parecen tener causas meramente naturales.Por ejemplo, al momento de cumplir un deber, la persona siente un inexplicable malestar, un inesperado desánimo, un raro dolor de cabeza...En ciertas oportunidades, sin motivo alguno, el marido se irrita repentinamente con la esposa, o viceversa, de eso surge una discusión y se rompe la paz del hogar. O si no, el padre o la madre se dejan llevar por un movimiento de impaciencia y reprenden duramente al hijo, en vez de amonestarlo con dulzura. El hijo se rebela, sale de casa. ¡Se creó un problema! Todo eso puede evitarse ahuyentando al demonio con una simple señal de la cruz hecha con agua bendita. Cuando sienta usted una irritación extraña, haga la prueba y ponga atención al efecto saludable que produce. Enseguida volverá la serenidad.Además, el agua bendita es un sacramental que nos alcanza el perdón de los pecados veniales, puede librarnos de accidentes (tránsito, asaltos, caídas), y ayuda hasta a curar enfermedades.El agua bendita, como todo sacramental, nos invita en las diversas circunstancias del día a invocar el socorro del Divino Espíritu Santo, para el bien de nuestra alma y de nuestro cuerpo.Otro beneficio muy interesante y poco conocido: se la puede usar eficazmente en provecho de personas que se encuentran distantes de nosotros.Y aun más, cada vez que la utilizamos para hacer la señal de la cruz por la intención de las almas del purgatorio, ellas son aliviadas en sus sufrimientos.¿De dónde viene ese poder maravilloso?Viene del hecho de ser un sacramental instituido por la Santa Iglesia Católica (ver recuadro). El sacerdote bendice el agua como ministro de Dios, en nombre de la Iglesia y como su representante, seguro que nuestro Divino Salvador siempre la atenderá con benevolencia.Es importante recordar que para que sea agua bendita debe ser bendecida por el sacerdote según el ceremonial prescrito por la Iglesia, en el 'Ritual de Bendiciones' y en el propio 'Misal Romano'.Son hermosas y altamente significativas las oraciones para la bendición del agua. Por ejemplo, esta: 


Señor, Padre Santo, dirige tu mirada sobre nosotros, que redimidos por tu Hijo, hemos nacido de nuevo del agua y del Espíritu Santo en la fuente bautismal; concédenos, te pedimos, que todos los que reciban la aspersión de esta agua queden renovados en el cuerpo y en el alma y te sirvan con limpieza. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

¡Así que no se olvide! Es muy conveniente llevar siempre consigo agua bendita para usar en cualquier circunstancia. Por ejemplo, santiguarse con ella al salir o entrar en la iglesia, en casa o en el lugar de trabajo; al iniciar una oración, un trámite, un viaje.Para alejar del hogar la influencia maléfica de los demonios, es muy aconsejable aspergir en la casa algunas gotas de vez en cuando. Esto puede hacerlo cualquier persona de la familia. Claro está que pedirle a un sacerdote que bendiga la casa es mucho mejor.¡Por lo tanto, el agua bendita es siempre benéfica y eficaz!

ATENCIÓN: Que el agua bendita nos alcance el perdón de los pecado veniales no significa que no debamos confesarnos lo más frecuentemente posible (incluso semanalmente). En la confesión, no sólo Cristo perdona los pecados sino que se obtienen gracias especiales para fortalecernos en cada debilidad confesada, y además con la penitencia del confesor y el confesado se paga en parte (el resto con los sufrimientos en vida y en el purgatorio) la deuda (maldición) que nos atrae el pecado, cosa que no pasa con el agua bendita.Es una linda costumbre que el Padre de familia o el encargado/a del hogar bendiga en la frente con agua bendita a los demás miembros antes de acostarse y al levantarse ofreciendo el día.El agua bendita no debe ser utilizada como fetiche, ni para actos de magia blanca o negra, brujerías, espiritismo, etc.


 "Yo prometo al alma que venere ésta imagen que no perecerá ... Protegeré durante toda su vida, cual madre a su hijo, a las almas que propagaren el culto a Mi Misericordia; en la hora de la muerte no seré para ellos Juez sino Salvador..." -Promesa hecha durante Sus apariciones (1931-1938) a Santa Faustina Kowalska en Plock, Polonia.


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