VIVIR CUARESMA

Escrito de Hieromonje Basilio Salvador Gandulfo Troncoso

Vivir Cuaresma. 

No es vivir amargados, ni cabizbajos, tampoco llevar cenizas en la frente ni mostrar al mundo que ayunamos, es por el contrario un tiempo de victoria, es el tiempo en que Cristo pone al maligno en su lugar, es el tiempo en que a nosotros se nos pide que crezcamos en la fe y en que muy probablemente sufriremos pruebas que nos harán dudar de ella y de nuestra cercanía a Dios.

Vivir Cuaresma, es vivir nuestra fe a todo dar, es exigirnos cada día más, es orar y ayunar sin que nadie lo note, porque Quién debe notarlo lo verá y eso basta, vivir este tiempo especial es amar sin límites a nuestro Creador y entregarnos a Él en plenitud, es abrazar la Santa Cruz y con ella luchar contra el maligno y sus huestes, es llevar a Cristo a todos, es tiempo de CONVERSIÓN, de introspección y de vivir la Eucaristía más que nunca, porque ese es el mejor medio de mantenernos unidos al Señor y de tener las fuerzas que solo Él puede darnos.

Vivir Cuaresma, es vivir a Cristo, seguir Su camino de principio a fin y aceptar que sólo Él es nuestro Salvador y nuestra Vida, que sólo en Él podemos encontrar la felicidad y con Él gozaremos del Reino, es transitar por el sendero abrupto y angosto, es reunir riquezas en el Reino donde serán eternas y no aquí donde la polilla y los ladrones pueden llevársela en cualquier momento.

Vivir Cuaresma es unirnos tan estrechamente a Cristo, que seamos uno con Él y Él se hará uno con nosotros.

Que el Señor nos de la fuerza para vivir alegres las tribulaciones y tentaciones que suframos en este período y con Él salgamos triunfantes de esta batalla contra el maligno.

"Dios nos bendiga y guarde, nuestra Madre la Theotokos nos cobije con su manto y el Santo Espíritu nos regale con su fuerza." Amén Amén Amén.

Orden de San Benito, Hialeah.- Para todos los que nos ayudan en el día a día con la misión a los más necesitados les decimos en el nombre de Dios, gracias y cuenten siempre con nuestras oraciones.

Agradecemos a Dios por haber puesto angeles en nuestro camino. Damos gracias por el don de servir y pedimos al Señor nos conceda en estos 40 días renovar nuestras actitudes de servicio contando siempre con la gracia de la oracion, el ayuno y la limosna. Gracias por estar ahí y decir presente cuando más lo necesitamos. En el nombre de la Santisima Trinidad les digo gracias y en nombre también de la orden benedictina: P. Luis y P. Misael. Bendiciones.