Reflexión de Vida del Padre Dennis Hamm sacerdote jesuita.
En busca de Dios: la oración
retrospectiva a lo largo del día (America The jesuit review)
El método: cinco pesos
1. Reza pidiendo ser iluminado.
Puesto que no estamos implemente soñando despiertos ni recordando sino más bien tratando de entender cómo el Espíritu de Dios nos está guiando, es lógico rezar pidiendo ser iluminados. El objetivo no es simplemente poder recordar, sino adquirir un entendimiento lleno de gracia. Ese es un don de Dios para ser suplicado con devoción: “Señor, ayúdame a entender esta confusión creciente y frenética”.
2. Repasa el día con agradecimiento. Fíjate lo distinto que es esto respecto de buscar inmediatamente tus pecados. A nadie le gusta rebuscar en el banco de los recuerdos para descubrir pequeñeces, debilidades, falta de generosidad. Pero a todos nos gustan los dones, y eso es precisamente lo que contienen las últimas 24 horas: dones de la existencia, del trabajo, de las relaciones, de la comida, de los desafíos. La gratitud es la base de toda nuestra relación con Dios. Por ello, usa cualquier pista que te ayude a transitar el día desde el momento en que te despiertas; incluso los sueños que recuerdes al despertar. Transita las últimas 24 horas, de hora en hora, de lugar en lugar, de tarea en tarea, de persona en persona, agradeciéndole al Señor por cada don que encontraste.
3. Repasa las sentimientos emociones que surjan al recordar el día. Nuestras emociones, positivas y negativas, dolorosas y placenteras, son señales claras de dónde estuvo la acción durante el día. Simplemente presta atención a cualquiera de estas emociones y a todas ellas a medida que surjan, a toda la gama: delicia, aburrimiento, temor, expectativa, resentimiento, ira, paz, contento, impaciencia, deseo, esperanza, arrepentimiento, vergüenza, incertidumbre, compasión, repulsión, gratitud, orgullo, rabia, duda, confianza, admiración, timidez. . . lo que sea que hubiera. Algunos de nosotros podemos dudar antes de concentrarnos en las emociones en esta era de la psicología sobredimensionada, pero creo que estas emociones son el indicador más animado de lo que está sucediendo en nuestra vida. Esto nos lleva al cuarto momento.
4. Elige una de esas emociones (positiva o negativa) y reza desde ella. Es decir, elige la emoción que recuerdes y que más llamó tu atención. La emoción es un signo de que está sucediendo algo importante. Ahora, simplemente expresa espontáneamente la oración que emerja mientras le prestas atención al origen de esa emoción: alabanza, petición, contrición, pedir de ayuda o sanación, lo que fuera.
5. Mira al mañana. Usa tu agenda si eso ayuda y enfrenta tu futuro inmediato. ¿Qué sentimientos emergen cuando miras las tareas, reuniones y citas que tienes por delante? ¿Temor? ¿Alegre expectativa? ¿Falta de confianza en ti mismo? ¿Tentación de procrastinar? ¿Entusiasmo por hacer planes? ¿Arrepentimiento? ¿Debilidad? Lo que sea que fuera, conviértelo en oración: para pedir ayuda, sanación, lo que salga espontáneamente. Para redondear el exámen, reza el Padrenuestro. Estos son los cinco pasos a recordar: luz, gracias, emociones, enfoque, futuro.
Puesto que no estamos implemente soñando despiertos ni recordando sino más bien tratando de entender cómo el Espíritu de Dios nos está guiando, es lógico rezar pidiendo ser iluminados. El objetivo no es simplemente poder recordar, sino adquirir un entendimiento lleno de gracia. Ese es un don de Dios para ser suplicado con devoción: “Señor, ayúdame a entender esta confusión creciente y frenética”.




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