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viernes, 17 de marzo de 2017

Orden de San Benito

P. Luis y P. Misael sincronizados 
llevando pan ropa y amor a los homeless

Ellos son mi gente, mis hermanos en Cristo. A las que quiero que ustedes donen su tiempo, es  para auxiliar a los más necesitados. Hoy día, acerquense a sus Iglesias respectivas, a los sacerdotes y cooperen con ellos en los  diferentes ministerios porque hay mucha necesidad, Sed de Dios. (by iletuxi).

¿Qué sentimos en el corazón cuando vemos a un sin techo por la calle?

“Maldito el hombre que confía en sí mismo, que confía en su corazón, subrayó el Pontífice aludiendo al Salmo 1.  Nada es más peligroso que el corazón, y difícilmente se cura. Cuando tú conoces aquel camino de enfermedad, difícilmente te curarás”. Y se preguntó:

“¿Qué sentimos en el corazón cuando vamos por el camino y vemos a un sin techo, veamos a niños solos que piden limosna? ‘No, pero estos son de aquella etnia que roba…’. ¿Sigo adelante, hago así? Los sin techo, los pobres, los abandonados, incluso los sin techo bien vestidos, porque no tienen dinero para pagar el alquiler, porque no tienen trabajo… ¿Qué cosa siento yo? Esto forma parte del panorama, del paisaje de una ciudad, como una estatua, la parada del autobús, la oficina del correo ¿Y también los sin techo son parte de la ciudad? ¿Esto es normal? Estén atentos. Estemos atentos. Cuando estas cosas resuenan en nuestro corazón como normales  – ‘pero sí, la vida es así… y yo como, bebo, y para quitarme un poco de sentido de culpa doy una oferta y voy adelante’ – el camino no va bien”.

Todos hemos experimentado la alegría que trae compartir nuestras cosas con los demás, en especial cuando lo hemos hecho con alguien que padece mucha necesidad. Cuando compartimos nuestros bienes no perdemos sino que ganamos, tenemos más, somos más y el corazón se llena de gozo.

Oración que rezamos a diario en comunidad antes de salir a las calles a la misión. Hialeah, OSB.

Irradiando a Cristo.


Oh, amado Jesus. Ayúdame a esparcir Tú fragancia por donde quiera que vaya. Inunda mi alma con Tu Espíritu y Vida. Penetra y posee todo mi ser tan completamente, que mi vida entera sea un resplandor de la Tuya. Brilla a través de mi y permanece tan dentro de mi, que cada alma con que me encuentre pueda sentir Tu presencia en la mia. Permite que no me vean a mi sino solamente a Jesus. 

Quédate conmigo y empezaré a resplandecer como Tú, a brillar tanto que pueda ser una luz para los demás. La luz oh, Jesus, vendrá toda de Ti, nada de ella será mia; serás Tú quién resplandezca sobre los demás a través de mi. Brillando sobre quiénes me rodean, permíteme alabarte como más te gusta. 

Permíteme predicarte sin predicar, no con palabras sino a través de mi ejemplo, a través de la fuerza atractiva, de la influencia armoniosa de todo lo que haga, de la inefable plenitud del amor que existe en mi corazón por Ti. 

Amén.
(Madre Santa Teresa de Calcuta).

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